La Inteligencia Artificial se ha convertido en una aliada cotidiana. La usamos para redactar textos, traducir, editar fotos, resumir informes o incluso para decidir qué ver esta noche. Pero entre tanta maravilla tecnológica se esconde una gran pregunta: ¿qué pasa con nuestros datos?
IA al alcance de todos, y de todo
Según datos citados por Minsait, más del 42% de los españoles ya ha utilizado alguna herramienta de IA, y un 44% de las empresas la integra en sus flujos de trabajo. Automatización, análisis de textos, generación de imágenes… Las posibilidades son infinitas, pero también lo son los riesgos si no se toman las precauciones adecuadas.
El uso crece, pero también la preocupación. El 75% de la población cree que las políticas de privacidad no son claras, y 7 de cada 10 piensan que se debería prohibir la cesión de datos a terceros.
Un marco legal que corre detrás de la tecnología
La AI Act de la UE busca establecer una regulación global pionera, con requisitos estrictos de seguridad, transparencia y protección de derechos. En paralelo, España avanza en un anteproyecto de ley para identificar los contenidos generados por IA y sancionar su mal uso.
Pero como advierte el informe de Minsait: la IA evoluciona tan rápido que la regulación va por detrás. Y eso es un problema serio.
IA generativa: un arma de doble filo
Aquí es donde empieza la parte inquietante del espectáculo. La IA es capaz de generar maravillas… pero también abre la puerta a nuevos riesgos. Se detecta un crecimiento preocupante de los llamados “ciberIAtaques”, en los que técnicas como el spear phishing usan IA generativa para diseñar fraudes hiperrealistas.
Además:
- El 38% de los empleados comparte información sensible con IA no autorizadas por sus empresas. Entre la Generación Z, el porcentaje sube al 46%.
- El 50% de los usuarios ha compartido datos personales delicados, como información biométrica o financiera, en apps con IA.
- El 40% de quienes usan IA generativa para trabajar no verifica la información generada.
Spoiler: así nacen las fake news y los deepfakes.
Las apps con “truco”: biometría, filtros… y riesgos
Las aplicaciones más populares —las de filtros faciales, generación de imágenes, análisis de voz, etc.— recopilan datos biométricos como iris, voz, huellas o patrones de escritura. ¿Y adivina qué? Muchas veces esos datos se usan para entrenar otros modelos o se ceden a terceros sin que tú lo sepas.
Buenas prácticas en IA
Minsait propone una lista clara de buenas prácticas para un uso seguro de la IA, tanto en el ámbito laboral como personal:
En el trabajo:
- Usa solo software aprobado por tu empresa.
- No compartas archivos confidenciales sin permiso.
- Contrasta los resultados generados por IA.
- Participa en formaciones sobre ciberseguridad.
En tu día a día:
- No subas información sensible ni imágenes de menores.
- Revisa siempre las políticas de privacidad.
- Desconfía de apps que piden acceso total a tu galería o micrófono.
- Mantén tus dispositivos y apps actualizados.
Conclusión: magia sí, pero con varita segura
La IA no es el enemigo. De hecho, bien usada, es un aliado poderoso. Pero como todo gran poder, requiere responsabilidad. Proteger tus datos es tan importante como aprovechar las ventajas que ofrece esta tecnología. Y, como diría cualquier buen ilusionista: los trucos no se revelan… pero la privacidad sí debe protegerse.